15. En el camino / Fragmentos para un relato de formación.

E-mail from.
O cinco formas de pasear por la memoria imaginada de un espacio.

1.
Ernst Bloch, escribe en El principio de la esperanza, que la patria, la casa natal que cada cual en su nostalgia cree ver en la infancia, se encuentra al final del viaje. Se parte de casa, se atraviesa el mundo y se vuelva a casa. Puede que la afirmación, a pesar de su categoría, tenga sentido. En el recorrido está la única forma de intervenir el espacio, hacerlo propio. Te escribo este mail desde fuera de casa, en el extranjero. Un lugar intermedio que no forma parte ni del final, ni del comienzo; aunque yo nunca haya dejado de estar en el origen. Dicen que sólo se puede contar lo que no se conoce por oposición a lo que sí, un ejercicio de constante mediación; haciendo y deshaciendo conceptos, imágenes, lugares. Al diablo con el ansia miserable de parecer más de lo que se es, sentencia Robert Walser en El paseo. Así que, bajo el pretexto del paseo y del viaje, que para la gente de mi país significa más o menos lo mismo, comienzo por el origen: te escribo este mail desde Mazatlán, mi ciudad natal. Mazatlán está situado al occidente de México, poco más arriba de la parte central del Océano Pacífico. 22,5 Km al sur de la línea del Trópico de Cáncer. El lugar es importante para el inicio del trayecto.
2.
Suele decirse que la memoria romantiza el objeto evocado, lo dota de rasgos generales que lo vuelven un ideal más que una idea. Hemos cultivado la tendencia a recordar los lugares mediante las imágenes. Una reminiscencia que hace de los espacios físicos completas geografías imaginarias. Aquí la eficacia de las postales y el poder poético y político de las fotografías. Te escribo después de recibir dos correos desde el origen. Uno contiene un archivo PDF con un reportaje aparecido en una revista norteamericana de turismo. Dedica cinco páginas al centro histórico de Mazatlán, tres de ellas son sólo imágenes, todas antiguas. El otro, un link a un periódico local; reseña un homenaje a José Luís Rice, un personaje del puerto que ha dedicado sus años de retiro a recolectar y restaurar fotografías de época en Mazatlán; las distribuye a través de sus 25 mil contactos de correo electrónico. Un lugar reconstruido en la memoria de la imagen.
3.
Habitando en una ciudad evocada, imaginada. Viviendo en un espacio de la memoria, te escribo este mail mientras paseo. Hace un poco de calor pero la brisa se me pega; aprovecha el aire para ir evaporando los restos de sudor sobre la frente. El lugar es importante. Voy andando por una explanada extendida junto a la orilla. Tal vez la plaza pública más larga que conozco: 21 kilómetros que bordean la bahía en nueve secciones desde el centro histórico hasta la parte norte. Piso vetas de colores impresas sobre el cemento. También un poco de arena. A mi lado derecho el mar. A la izquierda la calle. Hasta ahora podría parecer cualquier ciudad en la costa. Desde la Habana hasta Tel Aviv hay malecones. Valparaíso, Sydney, Barcelona, Río de Janeiro, Beirut. Emplazamientos urbanos acompañados por el mar. Ando; se ven los bikinis y los shores* de playa. Juguetes de arena y el puesto de los salvavidas. Huele a cerveza. Lo demás son turistas. Los turistas son consumidores de lugares. Sin espacio no hay turismo, dicen los que saben de esas cosas. Recorro la curva de arena que abraza la ciudad y me siento una especie de turista permanente de estas playas. A la derecha el agua. A la izquierda, sobre la calle, la ciudad desparramada. Una postal horizontal hasta hace años; con los edificios de condominios el complejo urbano se ha vuelto vertical: La ciudad es un espacio de interacción con el presente, cambia a cada momento.
4.
La apropiación del espacio por el habitante forma parte del proceso que hace que la sociedad convierta los espacios en lugares. El fotógrafo eslovaco Evge Bavcar, afirma que cuando imaginamos las cosas existimos. El deseo de la imagen consiste en crear un objeto posible y aceptable para nuestra memoria. Bavcar es invidente, pero el lugar existe. La fotografía es verdadera, él la ha imaginado previamente convirtiendo así el espacio capturado en la imagen, en el lugar deseado desde antes. La memoria necesita un lugar de acontecimiento, aunque sea imaginario, porque la memoria es un diálogo complejo entre el espacio y el tiempo. Te escribo este mail desde el ordenador del señor Rice. El señor Rice envía sus cadenas de mails a todo el mundo. La faena le ocupa cinco días y unos 380 kb de memoria por correo. Suficiente para su propósito, el paseo por un Mazatlán aceptable para la memoria colectiva de su lista. Yo voy caminando, recojo imágenes y hago memoria; o, gracias a la memoria que hago con imágenes, voy ahora caminando por el paseo. Te escribo este mail desde otra parte, pero intento, con todas mis fuerzas, ir caminando por el malecón de la ciudad donde nací. Como no sucede en otros sitios, aquí la cara se da siempre al mar. La arteria principal bordea la orilla y la ciudad crece, desde el malecón hasta el oeste. No se sabe en realidad por qué, pero siempre se insiste en esa imagen. La relación que las ciudades de costa han guardado siempre con el mar está determinada por la actividad económica, pero hay algo más. Tiene que haberlo. Un poeta local me da una ejemplo que orienta: convencidos de que entre el horizonte y la arena existe y nos separa un espejismo de recuerdos.*
5.
El andador extendido es herencia de la primera gran iniciativa urbanística. El paseo Olas Altas, la parte sur del actual malecón y la primera en trazarse, se terminó en 1897, la apariencia que conserva hoy es fruto de una ampliación hecha en 1954. El señor Rice tiene fotos de ambas épocas. El atrevimiento que consiguió su trazo no sólo vaticinó si no que impuso una forma de ciudad y una forma de paseo. Lo hace la gente por la mañana, temprano. Caminando de ida y vuelta bajo el pretexto del ejercicio físico. Lo hacen también por la tarde, cuando se sientan, con el atardecer como pretexto, en la bardita que el malecón convierte en una banca extendida. Paseo, en esta ciudad las diferentes secciones del malecón se llaman paseos: Olas Altas, Claussen, Centenario. La redundancia parece casi una metáfora. La figura finalmente no es más que un puente tendido entre conceptos, un trayecto; el nombre indica el uso mismo del espacio. Paseo (por el paseo) y me revuelo un poco en el espacio público de esa plaza desparramada. Con las imágenes y con la memoria. Con el más reciente forward del señor Rice que tiene seis nuevas fotografías de la antigua construcción de Olas Altas. El comienzo del trayecto, que es en realidad el final. O como dijo Bloch, es circular el viaje. Muchos espacios a contra posición que terminan siempre en el mismo sitio: te escribo este mail desde la memoria de mi ciudad natal, andando por el paseo y recorriendo la postal, como un turista permanente de estas playas.


* Shores: castellanización del inglés short que significa pantalón corto. Muy utilizada coloquialmente en los lugares de playa mexicanos.
* Nino Gallegos. Andar en la soledad del puerto con la cabeza a pájaros. Praxis: 2001.

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