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LA CANTANTE CALVA

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00. UNA LIBRETA: FRAGMENTOS.

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Prólogo.

Lo primero es una pregunta casi obligatoria: ¿Por qué un espacio como éste? El intento, más que literario, es acumulativo. El hombre obsesionado por los detalles aislados de todo contexto; fragmentos. Frente al vacío de la existencia se abren dos caminos. El primero alimenta la colección, va rellenando los cubículos de una estantería que posibilita la construcción de un mundo. La fidelidad en las pequeñas cosas. La segunda; una huída radical. La parálisis contemplativa que lanza al caminante a la calle. El spleen, el flâneur. Se acumula aquí un afán que se me ha vuelto propio, la recolección, el coleccionismo, la insistencia de volver del pequeño hallazgo algo maravilloso. De lo insignificante un tesoro. Una constante de pistas que traza el mapa de mis trayectorias. La imagen, el sujeto, la palabra, el viaje. La colecta de pequeñas piezas dispersas que, en un afán casi demiúrgico consigan construir un espacio propio. Mi nombre es J. Bernard Ballantine´s y lanzo aquí una declaración de realidad. Una necesidad de imponerme al mundo auténtico. Una constante de mi vida. El baúl de objetos perdidos en el que, sin darme cuenta, se ha convertido mi vida: un itinerario, un archivo, un inventario. Walter Benjamin pone al coleccionista al lado del viajante, del flâneur, del jugador y del virtuoso en tanto figura romántica. El coleccionista logra evadir el tedio vial, que afecta a quien se fuga del mundo superficial, parece no apegarse a nada, no preocuparse por nada, fabricando un pequeño mundo. Un mundo paralelo a la superficie de las cosas, pero que no se muestra desprovisto de sentido, a medio terminar, ni carente de interioridad sino que es el resultado de la pasión por poner a salvo un hallazgo raro. Pues, en última instancia, lo que se deja entrever en las piezas de la colección es la coincidencia del destino del propio coleccionista con un hallazgo raro. A partir de cada objeto que puebla este reducido espacio se puede construir la interioridad del propio coleccionista. El alma de esos objetos se fusiona con el alma del propio coleccionista, construyéndose un encuentro entre irrepetibles lejanías. Una lista que es también, a su manera, una completa biografía involutanria.